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jueves, 17 de noviembre de 2011

It's too late to apologize.

"El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre". 
Charles Darwin.

Fue un día más que nada tranquilo, llegué a mi casa con mucho calor, tenía ganas de dormir (dolor de ovarios) pero no sueño, así que me acosté en el sillón a mirar tele mientras mi hermano terminaba de pelotudiar en la computadora. Se fue, me senté a face, me aburrí ya que a las tres y media de la tarde no hay mucho que hacer, me puse a mirar los videos viejos de Julián Serrano, viejos quiero decir a esos de hace tres meses, osea, bueno nada. Estaba muy tranquila cagandome de risa, la verdad el loco es un capo... hasta que llegué a ese en el que cuenta que había fallecido su perro, al que quería como a un hermano. Lo entendí, capté todo lo que sentía. Cuando yo nací mis hermanos tenían ocho y nueve años, o siete y ocho, ya ni se, y sinceramente tampoco me importa, son mayores y listo, bueno, ellos habían encontrado una cachorra en Olavarría creo. La perra se llamó Alfa durante 18 años en los que vivió conmigo y mi familia, se mudó a San Nicolás con nosotros. Sorprendente-mente me acuerdo que yo venía sentada con la perra upa mío en el auto, ibamos dormidas las dos, yo con la cabeza apoyada en las piernas de Rodrigo, y mis piernas en la piernas de Patricio, y la perra encima mío. Sorprendente-mente digo porque a todo esto yo tenía dos años. En fin, la perra vivió con nosotros hasta que yo tenía siete, da nose, ni ganas de sacar cuentas, yo era chiquita, cuando llegué de la escuela muy feliz, para jugar con la perra que vivió conmigo toda mi vida (hasta ese momento), salí al patio y empecé a llamarla, no venía. Salí a la vereda y empecé a gritar pensando que se habría escapado, o algo... viene mi vieja y me dice (me acuerdo patente) Alfa era muy viejita, estaba cansada de jugar... la miré, y le pregunté donde estaba la perra, me dijo que se había muerto a las once de la mañana antes de que yo me vaya a la escuela (iba turno tarde). Lo que lloré... creo que fue uno de los shocks más grandes que tuve en mi vida (reitero: hasta ese momento).
Bueno, después de un tiempo, habiendo sido el cumpleaños de mi mejor amiga de la infancia en su casa, y yo conocido a su perra, le pedí inocentemente a Papá Noel un labrador. Y así fue como llegó Morena a casa. Era como el 28 de diciembre creo, mi mamá me levantó y me dijo que Papá Noel me había dejado una notita que decía que vaya a una dirección de nose donde, que ahí me había dejado mi labrador. Re feliz fuimos mi mamá, Patricio y yo a elegir el perro. Llegamos, saludamos a los dueños de casa, nos hicieron pasar a un super garage, pero posta, alto garage tenían, y la señora llamó a la perra grande, seguida de su gran cantidad de hijos, eran todos chiquititos, divinos, todos dorados. Y claro, eran todos iguales, me daba lo mismo. Entonces miré para el fondo del garage, y escondida, asustada atrás de una maceta había una labradorcita, igual a todos los demas, pero negra, la única negra, la más tímida, pero con una mirada que hizo que dijera YO QUIERO LA NEGRITA. La señora dijo que no trate de ponerle nombre porque ella ya estaba acostumbrada a llamarse Morena, y dije bueno, total no tenía ganas de pensar en un nombre. Morena vivió siete años conmigo y mi familia, vió nacer a los mellizos, llegó y no tuvo ni lío con Laisa (la primer gata que tuve, me la regalaron cuando cumplí seis :), se amaron. Era tan inteligente, había aprendido a abrir la reja saltando, tuvimos que poner una traba que hasta el día de hoy ninguno de mis amigos más antiguos sabe abrir. Tuvimos que poner rejas en las rejas porque la perra se escapaba por abajo. Sacamos el garage, lo hicimos galpón para que ella durmiera ahí. Una vez hasta la llevamos a Mardel, la primera y última mascota que nos llevamos de vacaciones. La perra dormía conmigo en mi cama. Un día, nose por qué lloraba, y ella vino y me empezó a chupar la cara para que me levantara :') Bueno, a todo esto, pareceré re ploma, y algunos hasta pensarán es un animal boluda, ni que la quisieras tanto. Pero yo tengo esas cosas con los animales, y en especial con mis animales, los amo, los cuido más que a algunas personas de mi entorno. Bueno, después de siete años, ya el tres de diciembre, era sábado a la noche, era el cumpleaños Rodrigo, nose cuántos cumplía, mi mamá había echo torta, con mi viejo nos fuimos a comprarle comida a la gata y a la perra porque no tenían más y las pobres estaban agonizando de hambre (arre), cuando volvimos, la escuchamos a mi vieja gritándole a la perra porque se había comido la mitad de la torta, y claro, tenía hambre. La sacaron al frente, cosa que en esta casa, no hay que hacer. La perra se escapó, al otro día salimos a buscarla por todo el barrio, le pregunté a toda persona que se me cruzó si la había visto, nadie me dijo que si. Llegué a las ocho de la noche de buscarla sin poderla encontrar. Me acosté a dormir pensando "ella sabe volver, mañana seguro está acá otra vez". Me levanté para ir a la escuela, osea porque era lunes je, y mi mamá me dijo que la habían encontrado atravesada en el alambrado que pegamos con el vecino de al lado en el patio de atrás, tratando de entrar a casa. La habían dado pan con veneno para ratas. Hasta el día de hoy sigo preguntándome qué pedazo de hijo de puta se cree que porque sabe hablar tiene derecho a matar un animal, seguramente nunca tuvo uno en su casa, nunca lloró hasta que el perro vino y le secó las lágrimas, nunca se imaginó como sonreía mientras nadaba en el arroyo... que pedazo de hijo de puta loco! Bueno, nose si es andrés que me deprime, o Julián Serrano que realmente me hizo reflexionar, pero las lágrimas ya me secaron las ideas, asique acá terminó esto.
Sos groso si leíste hasta el final, te banco, sabelo.

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