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viernes, 1 de julio de 2011

Anoche a las siete y media de la tarde, mas o menos, me pegó el bajón. Me sentía una basura. A cada persona que me chateaba en facebook, le respondía con LA corticidad (?) de la vida. En mi casa, mi mamá estuvo toda la tarde-noche pendiente de mi estado de ánimo. Hasta sugirió ir a comprarme ropa. Sorprendentemente, le dije que no. Asique imagináte como estaba. Me acosté a las diez, a las diez. La que pudo sacarme medianamente una sonrisa, fue Nina, mi gata. Que vino y se acostó fielmente en mi hombro, asique la usé de almohada. Dormimos toda la noche. Cuando sonó la alarma, no quería ni saber de la escuela, apagué la alarma, el celular, cerré la puerta y me tapé hasta la frente con mis 4 frazadas. A las una menos veinte llegó mi mamá a preguntarme por qué no había ido al colegio y si me iba a levantar para almorzar. Le dije que porque no tenía ganas y que si, que quería comer. Me cambié, rápido, ni me peine, no me quiero ver al espejo. Hoy no me agrado. La inspiración desapareció con mis deseos de salir afuera, espero que se me pase rápido. Me caigo mal, no me quiero. Nose si quiero a alguien. Estoy aburrida, y con frío. Sé que si hago algo se me va a pasar, pero, como ya lo dije, no tengo ganas de hacer nada. Voy a cocinarme una torta, nose si yo la coma, pero estoy aburrida, y me gusta cocinar.
Chau.

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