Buscamos la felicidad, la alegría, sin saber por dónde empezar, ni dónde terminaremos, como vagos borrachos buscan su casa, sabiendo que no tienen una, y tendrán que dormir en algún banco de la plaza, bancandose el rocío que sin falta todas las mañanas les corta el sueño. Esa felicidad que tan buena es jugando a las escondidas, la misma que es motivo tanto de nuestro esfuerzo como de nuestras ganas de rendirse. Esa maldita felicidad que cuando estamos a punto de alcanzar se nos escapa, como si la hubiésemos dejado ir.
En algún punto la vamos a encontrar, pero nos desespera sabér cuándo, cómo y por qué.
Me gustó mucho tu blog :) Te sigo con mucho gusto ♥ Me seguís vos también? http://tanperfeectoqueasusta.blogspot.com/ :D
ResponderEliminarPero claro! Gracias por pasar!
ResponderEliminar