Eleven.

Y me falta su mirada, me falta su risa, me faltan sus abrazos. Me falta él, su presencia en mi vida, su voz. Hay cosas que sólo le conté a él, y sé que las sigue sabiendo sólo él. Todas las que no le pude contar, me hacen un nudo en la garganta cada día más grande, cada día me duele más su ausencia. Las palabras se atoran, por eso todos los días me duele algo más, si no se lo cuento a él, no se lo cuento a nadie, es que nunca encontré un alma como la de él a la que pueda confiarle tantas cosas como se las confié a él. Él, fue mi amigo, y siempre lo será, porque algún día nos vamos a volver a encontrar. Será el día que me recuesten en un cajón vestida de seda, el día en que deje de soñarlo.

Foto: Pilar Aranda http://www.facebook.com/profile.php?id=1707100403