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viernes, 15 de julio de 2011

Él.

Hoy, me levanté, me tomé el colectivo, llegué a la escuela, terminé la prueba de fisicoquímica y me puse a escuchar música con carpa. Todo lo que se me cruzó por la mente tuvo que ver con el por un rato. Pensé en nuestro improbable, casi imposible futuro juntos. Me imaginé en una cena familiar, sentada a su lado, lidiando con las miles de preguntas de mi papá, sumadas a las penetrantes miradas de mis hermanos, aliviado por la escasa buena onda de mi vieja que de vez en cuando trae cuando llevo a alguien nuevo a la casa. Me imaginé caminando de la mano con él. Me imaginé junto a él en nuestro primer aniversario. Me imaginé la cara de nuestros hijos (Si, así de obsesionada estoy). Nos imaginé durmiendo abrazados. Nos imaginé tirados en una plaza bajo el sol, nos imaginé aguantando viajes agotadores, pero tentados de la risa. Nos imaginé peleando, llegando a decirnos cosas que no nos gustan, también nos imaginé pidiéndonos perdón, me imaginé llorando en sus brazos. Lo imaginé consolándome, diciéndome lo mucho que me quiere y el poco sentido que tendría su vida sin mi en ella. Nos imaginé amándonos, viviendo felices a pesar de las diferencias, de las peleas, rescatando lo mejor de "lo nuestro". Tratando de salir adelante juntos.
Quiero aplaudir sus logros, sus triunfos. Calmar sus penas, secar sus lágrimas, quiero sacarle una sonrisa en los peores momentos. Quiero mirarlo de esa tierna manera con la que se miran los enamorados. Quiero amar sus defectos y adorar sus virtudes. Quiero adivinar que piensa mirándolo a los ojos.
Nadie dijo que fuera fácil. Al amor no siempre se lo ve tan lindo y feliz como se lo supone la gente. Yo era una de ésas personas, que se decepcionó al darse cuenta de esto. Pero aprendí. Ahora que crecí, y quiero intentarlo una vez más, con él. Ahora sé darme cuenta en el momento en el cuál la gente me defrauda, pero también aprendí a no esperar que siempre me defraudarán. Sé a quién y a quién no darle segundas oportunidades. Sé vivir con el miedo justo y necesario, ya que siempre se le tiene miedo a algo.
Tampoco soy perfecta, tendrá que perdonarme mil veces, tendrá que entender el porqué de mis errores, pero al final todo valdrá la pena.
Las sonrisas serán nuestra bandera

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